DOI: 10.20986/revesppod.2022.1637/2022
ORIGINAL
Estudio observacional sobre dolor a la anestesia para la cirugía de la uña del hallux
Observational study on anesthesia pain for hallux nail surgery
Lluís Miquel Riu Gispert1, Xavier Gironés1, Andrea Coda2, Anaís Álvarez Vargas1, Xavier Ortas Deunosajut1 y Carles Escalona Marfil1,3
1Facultad de Ciencias de la Salud. Universitat de Vic-Universitat Central de Catalunya. Barcelona, España. 2Escuela de Ciencias de la Salud. Facultad de Salud y Medicina. Centro de Investigación Prioritaria para el Comportamiento de la Salud. Instituto de Investigación Médica Hunter. Universidad de Newcastle. Callaghan, Australia. 3Escuela Universitaria de Salud y Deporte. Universidad de Girona. Salt, Girona, España
Resumen
Objetivos: En cirugía de la uña, una de las fases más dolorosas y estresantes es la anestesia. A pesar de ello, la evidencia sobre la intensidad del dolor es escasa, y la mayoría de los estudios que la recogen son de tipo experimental, aplicando estrategias para su control, por lo que se propuso el objetivo de describir y cuantificar la intensidad del dolor a la anestesia para la cirugía ungueal del hallux y el recuerdo que se tiene de la misma, analizar su relación con la ansiedad y el dolor preoperatorios y comparar el dolor entre la infiltración lateral y medial.
Pacientes y métodos: Se realizó un estudio observacional a pacientes que requerían cirugía de la uña del hallux en un hospital universitario. Se realizó una técnica anestésica local del dedo y se midió el dolor con una escala numérica verbal.
Resultados: En una muestra de 115 pacientes de 16 a 82 años, el dolor observado durante la anestesia fue intensidad moderada. Se ha observado que el dolor es superior con diferencias estadísticamente significativas en mujeres, pacientes de menor edad, aquellos que sufren ansiedad y con valores menores de IMC. El recuerdo del dolor a la anestesia fue significativamente inferior al dolor reportado al momento de la infiltración, excepto en pacientes con ansiedad en que fue superior. La infiltración medial es más dolorosa que la lateral, aunque sin diferencias estadísticamente significativas.
Conclusiones: El dolor a la anestesia local del hallux es de intensidad moderada; el sexo, la edad, el IMC y los niveles de estudios y la ansiedad influyen en el dolor. Los participantes con estudios medios y básicos tienen más probabilidades de sufrir dolor no controlado. El recuerdo del dolor es menor que el dolor en el momento de infiltrar, excepto en pacientes con ansiedad.
Palabras clave: Anestesia local, infiltración, dolor, cirugía de la uña.
Abstract
Objectives: During nail surgery, one of the most painful and stressful phases is anesthesia. Despite this, evidence on pain intensity is scarce, and most of the studies that measure it are experimental and apply strategies for its control Therefore, it was proposed as an objective to describe and quantify pain intensity in anesthesia for hallux nail surgery, during the procedure and after one hour analyze its relationship with preoperative anxiety and pain, and to compare pain between lateral and medial infiltration.
Patients and methods: An observational study was performed on 115 patients aged 16 to 82 years requiring hallux nail surgery. A trunk anestehtic technique was performed and pain was measured. Pain was measured using a verbal rating scale (VRS).
Results: The pain during anesthesia has a moderate intensity. It has been observed that pain is higher (statistically significant differences) in women, younger patients, those suffering from anxiety and with lower BMI values. The recall of pain after anesthesia is significantly lower than the pain reported at the time of infiltration, except in patients with anxiety where it is higher. Medial infiltration causes more pain than lateral, with a mean (SD) of 6.1 (2.4) and 5.7 (2.4), respectively; these differences are not statistically significant.
Conclusions: Pain during hallux ring anesthesia is of moderate intensity, gender, age, BMI, educational level and anxiety influence pain. Participants with medium and basic studies are more likely to suffer from uncontrolled pain. The recall of pain after anesthesia is significantly lower than the pain reported at the time of infiltration, except in patients with anxiety.
Keywords: Local anesthesia, infiltration, pain, nail surgery.
Recibido: 04-05-2022
Aceptado: 15-06-2022
Correspondencia: Lluís Miquel Riu Gispert
lriu@umanresa.cat
INTRODUCCIÓN
Para la realización de la cirugía de la uña, el procedimiento anestésico habitual es la anestesia troncular del dedo mediante anestesia local (AL)1,2, que se define como un bloqueo reversible y transitorio de la conducción eléctrica de estímulos dolorosos y térmicos, manteniendo al paciente despierto y alerta3. Una de las técnicas anestésicas más utilizadas es el bloqueo nervioso troncular, o bloqueo en anillo, que consiste en dos infiltraciones, una en cada lateral del dedo (peroneal y tibial), bloqueando los nervios peroneo profundo y superficial y la rama digital del plantar medial.
Strazar4 y McPherson5 describieron la anestesia local como la fase más dolorosa y estresante en cirugía menor. Se caracteriza porque el dolor a este tipo de procedimiento habitualmente es de intensidad moderada6, el pinchazo es menos doloroso que la infiltración del fármaco7 y la primera infiltración es más dolorosa8. La mayoría de los estudios sobre anestesia digital tienen como objetivo establecer o valorar las estrategias para reducir el dolor, pero los estudios de cohortes prospectivos, sin intervención sobre la muestra y la comparación de dolor entre las diferentes zonas anatómicas infiltradas en el bloqueo en anillo y con muestras amplias, son escasos.
El objetivo del presente estudio consiste en describir y analizar el dolor a la anestesia en cirugía de la uña del hallux y el recuerdo ue se tiene del mismo y comparar el dolor entre las 2 infiltraciones.
PACIENTES Y MÉTODOS
Se realizó un estudio observacional en pacientes de tipo transversal operados de la uña del hallux en un hospital universitario durante el periodo de 1 año (octubre de 2018 a octubre de 2019). Se incluyeron en el estudio a pacientes mayores de 16 años y se excluyeron, en una primera fase, a pacientes alérgicos al anestésico (mepivacaína), mujeres embarazadas, pacientes con dificultades idiomáticas, con alteraciones psíquicas o neurológicas que afectaran a la extremidad inferior y pacientes medicados de forma crónica con analgésicos opiáceos. En una segunda fase se excluyeron a pacientes que requirieron ansiólisis preoperatoria.
La herramienta que se utilizó para cuantificar el dolor fue la escala numérica de dolor o Numeric Rating Scale (NRS)9 y para cuantificar los niveles de ansiedad y clasificar entre ansiedad o no ansiedad se utilizó la Amsterdam Preoperative Anxiety and Information Scale (APAIS)10.
Protocolo de recogida de datos
Los pacientes fueros seleccionados siguiendo el orden establecido en la lista de espera de cirugía de la uña del hallux. Los que presentaban criterios de selección fueron citados una semana antes del procedimiento, donde se recogieron sus datos personales (sexo, edad, talla, peso y nivel de estudios) y se verificó si cumplían los criterios de inclusión y exclusión.
El día de la cirugía, antes del procedimiento anestésico y quirúrgico, se preguntó al paciente por el dolor actual (“dolor pre”) que tenía en el dedo a anestesiar y se le realizó el cuestionario APAIS.
Una vez en el quirófano, tras aseptización de la zona, se administró la anestesia con el paciente en decúbito supino. Se homogeneizó el procedimiento anestésico (técnica troncular, 4 ml de mepivacaína al 2 % repartidos a partes iguales entre ambos canales, jeringuilla de 5 ml, aguja hipodérmica estéril azul de 23 G).
La técnica anestésica la realizó siempre el mismo cirujano podólogo y fue igual en los 2 canales. Para mantener un protocolo lo más homogéneo posible y similar a la práctica clínica, la primera punción se realizó en el canal lateral o peroneal, a la altura de la base de la falange proximal del hallux, con un ángulo de 90? con respecto al eje del dedo11, infiltrando primero la zona dorsal (nervio peroneo profundo), y posteriormente la plantar (nervio plantar digital); se repitió el mismo proceso en el lado medial o tibial, bloqueando el nervio peroneo superficial y plantar digital medial. Aunque no se cuantificó la velocidad de administración, se procuró que esta fuera lenta y constante. El dolor se registró justo al finalizar la infiltración de cada canal (dolor peroneal [DP] y dolor tibial [DT]) mientras que el recuerdo del dolor (RD) se obtuvo preguntando por el dolor a la anestesia al cabo de 1 hora de haberse administrado.
Análisis estadístico
Los datos se almacenaron en RedCap (Research electronic data capture)12 bajo licencia de Fundació Universitaria del Bàges (FUB), cumpliendo los requerimientos de seguridad necesarios tanto a nivel del servidor donde se alojan los datos (control de accesos, actualizaciones y copias de seguridad), como del acceso a los propios datos. Para realizar el análisis estadístico se utilizó el paquete estadístico STATA IC 16 (StataCorp [2019]. Stata Statistical Software: Release 16. College Station, Texas: Stata Corp LLC) con licencia de la FUB.
Se estableció el dolor a la anestesia y el recuerdo de dolor como variables dependientes para el análisis de datos. Se realizaron pruebas de normalidad con el test de Shapiro-Wilk, obteniendo una distribución normal en el dolor e IMC y una distribución no paramétrica en edad y nivel de estudios. El análisis descriptivo se realizó mediante la media, desviación estándar (DE) e intervalo de confianza al 95 % para las variables continuas y frecuencia y porcentaje para las variables categóricas. Las variables IMC, edad y dolor preoperatorio se convirtieron a categóricas siguiendo criterios de la OMS de la siguiente forma: IMC (normopeso: hasta 24.9; sobrepeso: 25-29.9; obesidad: más de 30), edad (adolescente: 16-25 años; adulto: 26-64 años; adulto senior: + de 65 años), dolor (leve: 1-3; moderado: 4-6; severo: 7-10) y dolor no controlado para realizar regresión logística (controlado: 1 a 3; no controlado: 4 a 10).
Para el análisis inferencial del dolor se realizó análisis de correlación de Pearson para muestras paramétricas y de Spearman para no paramétricas, y un análisis de regresión lineal entre los 3 tipos de dolor analizados (DT, DP, RD) (variables dependientes) con cada grupo de variables independientes. Para comparar el dolor entre el canal peroneal y el tibial, se realizaron pruebas de covarianza mediante un análisis de correlación de Pearson y su p valor y un contraste de hipótesis mediante la prueba t de Student. Se realizó una regresión logística multivariada y cruda de dolor no controlado con cada una de las variables estudiadas. Solo se indican en el texto los resultados y las diferencias estadísticamente significativas. Todos los resultados se consideraron significativos con una p < 0.05.
RESULTADOS
Para la secuencia que siguió el presente estudio y la muestra final se realizó un diagrama de flujo que se muestra en la Figura 1; 69 de los participantes fueron mujeres. La media (± DE) de edad fue de 51.4 años (± 19.7) y 77 participantes se encontraban en cuartiles de sobrepeso u obesidad. Un 39 % de los participantes estaba en posesión de estudios medios o superiores. Un 52 % de los pacientes presentaron un “dolor pre” moderado y hubo un porcentaje de ansiedad superior en el sexo femenino. La descripción de la muestra y de los resultados se detallan en la Tabla I.
Se midió el dolor en la infiltración del lateral del dedo o peroneal (DP) y de la infiltración medial o tibial (DT) y se preguntó por el recuerdo del dolor al cabo de 1 hora de la infiltración (RD). Existe una correlación directa de r = 0.626 (p < 0.001) entre la infiltración lateral y la medial; la infiltración lateral fue la primera que se realizó, motivo por el cual se utilizará el DP como variable dependiente para el análisis inferencial.
El dolor en la infiltración anestésica y el recuerdo que se tiene del mismo es de intensidad moderada, aunque un 41 % de los participantes reportaron dolor severo a la infiltración anestésica y un 35 % al recuerdo del dolor. Un 27 % de los participantes reportaron ausencia de dolor o dolor leve al RD. Ningún participante reportó ausencia de dolor y solo un 21 % dolor leve en el DP (Tabla II).
Las mujeres reportaron mayor DP, DT y RD que los hombres (Tabla II): 1.2 puntos más que los hombres en el DP, diferencias estadísticamente significativas, y 0.5 más en DT y 1.0 en el RD, aunque sin diferencias estadísticamente significativas (Tabla III).
Existe una correlación inversa y estadísticamente significativa entre edad y DP. Los participantes adultos senior reportaron 1.8 puntos menos de dolor que los adolescentes (p = 0.013) y 0.5 puntos de dolor más que los adultos, aunque en este caso sin diferencias estadísticamente significativas (Tabla III).
Los participantes con sobrepeso reportaron 1.25 puntos menos de DP respecto a los que estaban en percentiles de normopeso y 1.21 menos que los obesos: en RD los participantes con sobrepeso reportaron 1.6 puntos menos de dolor que los que estaban en normopeso, todas con diferencias estadísticamente significativas (Tabla III).
Los participantes sin estudios son los que reportaron menor DP (Tabla II), con diferencias estadísticamente significativas con los participantes en posesión de estudios medios; los participantes sin estudios también fueron los que reportaron menor dolor, con diferencias estadísticamente significativas con los participantes en posesión de estudios básicos y medios (Tabla III). Se realizó una regresión logística entre estudios y dolor, cogiendo los participantes sin estudios como referencia y se obtuvieron los siguientes resultados odds ratio de 7.7 (p = 0.025; IC 95 % = 1.3-45.9) con los participantes con estudios básicos y de 8.0 (p = 0.042; IC 95 % = 1.1-59.1) con los participantes con estudios medios, lo que nos indica que las probabilidades u odds de reportar dolor no controlado en participantes con estudios básicos o medios con respecto a los participantes sin estudios son estadísticamente significativas.
Existe una correlación positiva y estadísticamente significativa entre DP y RD con APAIS. Los participantes que sufrían ansiedad reportaron 1.6 puntos más de DP que los que no sufrían ansiedad. La diferencia de dolor aumentaba en el RD, donde los participantes con ansiedad reportaron 2.4 puntos más que los que no sufrían ansiedad, ambas con diferencias estadísticamente significativas (Tabla III). En el total de la muestra el RD es inferior al DP excepto en pacientes con ansiedad, que reportaron mayor RD que DP, aunque sin diferencias estadísticamente significativas.
Existe una correlación positiva de “dolor pre” con dolor a la anestesia, significativa con DT y RD. Los participantes que reportaron “dolor pre” severo, reportaron un RD 1.8 puntos superior a los que reportaban dolor leve con diferencias estadísticamente significativas (Tabla III).
La media (IC 95 %) de DT es 6.1 (5.7-6.5) y la de DP 5.7 (5.3-6.2); se realizó un contraste de hipótesis con t de Student pareada con 114 observaciones y se observó una diferencia de dolor de 0.36 puntos con un IC 95 % de -0.03 a 0.74, y un valor p de 0.0673, diferencias que, aunque estadísticamente no significativas, podrían considerarse relevantes.
DISCUSIÓN
Una de las fases más dolorosas en cirugía menor ambulatoria es la anestesia local y la técnica más utilizada para anestesiar un dedo es la técnica de anillo, por lo que se midió el dolor a la anestesia inmediatamente después de infiltrar cada uno de los laterales del dedo DP, DT utilizando mepivacaína al 2 % infiltrada con una aguja del calibre 23. También se preguntó por el dolor a la anestesia al cabo de 1 hora para cuantificar el recuerdo de dolor RD. Se han analizado las diferencias entre las variables independientes de: sexo, edad, IMC, nivel de estudios, presencia de ansiedad, niveles de ansiedad APAIS y dolor preoperatorio, además de analizar la diferencia de dolor entre las 2 infiltraciones, tibial y peroneal.
El dolor a la anestesia del hallux es de intensidad moderada, con un DP DT y RD de intensidad moderada, aunque un 38 % de los participantes reportaron un dolor de intensidad severa. Los resultados obtenidos se podrían comparar a los reportados por Serour13 en 2002 mediante un estudio experimental para evaluar la eficacia de una crema anestésica para reducir el dolor a la infiltración anestésica del dedo del hallux mediante la técnica en anillo, con una n = 81 (40 en el grupo control) y con un rango de edad de 12 a 75 años; los puntajes de dolor fueron de 5.8 ± 2 en el grupo experimental y 5.3 ± 2.4 en el control, aunque utilizando un anestésico diferente (bupivacaína + lidocaína), infiltrado con una aguja del calibre 25. Browne y cols.14, en el año 2000, en un estudio de características similares a Serour, aunque con una muestra más pequeña n = 55 (25 en el grupo control), con rango de edad en grupo control de 20-41 años y utilizando bupivacaína con una aguja del calibre 25 para realizar una anestesia del dedo con la técnica de anillo estandarizada, obtuvo unos valores de dolor de 5.1 ± 1.8 en el grupo control (Figura 2).
Otros estudios experimentales para comparar la eficacia de la crioterapia para disminuir el dolor a la anestesia obtuvieron resultados de dolor inferiores, como el publicado por Kose15, en 2010, donde evaluaba la eficacia de un vaporizador de frío para reducir el dolor a la anestesia para cirugía de la uña, con una n = 62 pacientes (n = 37 en el grupo control), una media de edad de 24 ± 9.0 años, y utilizando prilocaína al 2 % con epinefrina infiltrada con una aguja de calibre 22 mediante la técnica en anillo, que obtuvo una media de dolor de 5.5 ± 1.1.
Kose y cols. concluyeron que el dolor a la infiltración es superior al del pinchazo, al contrario que Hayward16, en 2006, que mediante un estudio sobre la eficacia de la aplicación de frío en la zona de infiltración minutos antes de la anestesia con lidocaína (no reporta el tipo de aguja utilizada), con una n = 20 y un rango de edad de (21-38 años), concluyeron que el dolor al pinchazo 5.3 ± 2.1 es superior al de la infiltración 4.7 ± 2.4 en la técnica anestésica en anillo del dedo.
Todos estos estudios recogieron el dolor después de las 2 infiltraciones, y aunque analizaron la diferencia de dolor entre punción e infiltración, y realizaron la primera infiltración en el canal lateral o peroneal, no diferenciaron el dolor entre canales.
Las diferencias entre puntajes de dolor podrían deberse al fármaco utilizado. Connolly6, en el año 1994, describió diferencias de dolor, aunque no estadísticamente significativas, entre diferentes fármacos anestésicos para el bloqueo en anillo del dedo, y Alhelay17, en el 2007, concluyó que había diferencias estadísticamente significativas en el dolor a la infiltración entre bupivacaína y lidocaína con epinefrina. Otra variable que podría explicar estas diferencias de dolor es el efecto placebo, no controlado en los estudios experimentales sobre estrategias para reducir el dolor a la anestesia a pesar de que se compara el dolor con los grupos control; la mayoría de los estudios son cegados para el paciente y podría existir el efecto placebo; en ningún estudio se utilizó antagonistas opioides para revertir un posible efecto placebo. Otra variable que podría influir en las diferencias de puntajes de dolor entre estudios podría ser la variabilidad de agujas utilizadas en cada estudio, que van desde el calibre 22 hasta el 25 (Figura 2). Arendt-Nielsen y cols.18 demostraron una relación entre el diámetro de la aguja y el dolor al pinchazo, concluyendo que a mayor diámetro mayor dolor. También Strazar4 sugiere que una aguja de menor diámetro obliga a reducir la velocidad de administración, motivo por el cual puede reducir el dolor a la infiltración. Ninguno de los estudios analizados describía exactamente en la metodología, la angulación de la aguja en el momento de infiltrar, a pesar de que Martires y cols., en 201119, concluyeron que una infiltración a 90? con el eje de la piel es menos dolorosa que a 45? debido a que se lesionan menos terminaciones nerviosas.
Una revisión sistemática realizada por Fillingin y cols.20, publicada en 2009 sobre hallazgos clínicos de diferencias de dolor entre sexo, concluyó que el dolor a las infiltraciones intramusculares es superior en mujeres, y Michael Yang y cols.21, mediante una revisión sistemática y metanálisis sobre predictores preoperatorios de dolor en cirugía, donde incluyeron 33 estudios que representaban a 53.362 pacientes, concluyeron que el sexo femenino era un predictor de dolor. En el presente estudio, el DP es 1.2 puntos superior en mujeres, con diferencias estadísticamente significativas respecto a los hombres (p = 0.016). Serour13 obtuvo una diferencia de 1.8 puntos de dolor entre hombres y mujeres en el grupo experimental (H 4.8 ± 1.5) (M 6.6 ± 2.0) (p = 0.030). Kose15 obtuvo mayor dolor en mujeres, aunque sin diferencias estadísticamente significativas, probablemente debido a una muestra pequeña.
Las diferencias de dolor entre sexo podrían atribuirse a mecanismos biológicos, como el ciclo menstrual22, diferencias corticales entre sexo23, diferencias entre hombres y mujeres en la activación del receptor opioide endógeno µ24 y, sobre todo, a los roles de género ante la disposición a informar sobre el dolor y la intensidad25.
Drahota y cols.26, mediante un estudio sobre estrategias de control del dolor en cirugía menor, y Fillingim27, a través de un estudio de cohorte publicado en 2009 sobre pacientes quirúrgicos ambulatorios, concluyen que los pacientes de mayor edad (mayores de 65 años) reportan menor dolor que los jóvenes. En el presente estudio se ha obtenido una correlación negativa de -24 % entre edad y DP, los participantes adultos senior reportaron -1.85 puntos de dolor menos que los adolescentes con un IC (-3.25- -0.45).
Esta diferencia de dolor por edad la podríamos justificar por las diferencias de umbrales de dolor debido a la presión. El Tumi y cols.28 describen que el umbral de dolor por presión es más bajo en adultos mayores que en adultos jóvenes, y aparte de la constante de disociación del anestésico (pKa), parte del dolor a la anestesia en el dedo podría atribuirse a la presión que ejerce el fármaco al diseminarse en una zona con poco tejido. Estas diferencias también podrían deberse a la “acomodación” de la percepción; han sufrido muchos dolores a lo largo de la vida, considerando algún tipo de dolor o intensidad del mismo como normal29.
Michael Yang y cols.21 obtuvieron aumento de IMC como variable predictiva de dolor en cirugía; contrariamente, Neumann y cols.30 reportaron una correlación negativa y significativa del IMC con el dolor y la calidad de vida en mujeres que sufrían fibromialgia, y Price y cols.31, mediante un estudio transversal donde se comparaba el dolor en pacientes obesos y no obesos en zonas del cuerpo con exceso o déficit de grasa, concluyeron que las calificaciones de dolor subjetivas por estímulos térmicos y dolorosos en zonas con mayor porcentaje de grasa, como el abdomen, disminuían en obesos, no así en zonas con poco tejido adiposo. En el presente estudio hemos también encontrado una correlación negativa de IMC con DT, DP y RD, aunque no significativa en ninguna de las tres mediciones. Los participantes con sobrepeso y obesidad sufren menor dolor que los que se encuentran en cuartiles de normopeso, con diferencias estadísticamente significativas en el DP, donde existe más acumulación de tejido adiposo que en el tibial.
A pesar de que Michael Yang y cols.21 concluyeron que el nivel de estudios no alteraba la percepción de dolor ni era una variable predictiva del mismo, en el presente estudio los pacientes con nivel académico superior reportaron mayor dolor, aunque las diferencias solo fueron estadísticamente significativas entre los participantes que no tenían estudios con los que estaban en posesión de estudios básicos y medios; contrariamente, en una revisión sistemática sobre la influencia de factores sociodemográficos en la intensidad de dolor en pacientes con trastornos témporo-mandibulares, demostraron que niveles académicos bajos se correlacionaron con mayor intensidad de dolor32.
Existen evidencias de la influencia de la ansiedad con la percepción del dolor33 y de que la ansiedad y los niveles de ansiedad en el preoperatorio son predictivos de dolor en la cirugía21. En el presente estudio, los pacientes con ansiedad reportaron un dolor superior en las 3 mediciones, aunque solo estadísticamente significativas en DP y RD. El RD es inferior al reportado inmediatamente después de la infiltración en todas las variables, excepto en los pacientes que sufren ansiedad donde el intervalo de confianza al 95 % en el RD fue de 1.2 a 3.6 superior al reportado inmediatamente después de la infiltración. Navarro y Munuera34, en un estudio sobre la influencia de la ansiedad en el dolor postoperatorio en cirugía de la uña, con un 22.6 % de pacientes con ansiedad y utilizando la APAIS para establecer los rangos de ansiedad, obtuvieron diferencias estadísticamente significativas de dolor postoperatorio entre pacientes con y sin ansiedad. En el presente estudio se ha encontrado una correlación de rho = 0.26 (p = 0.005) entre APAIS y DP y una correlación de rho = 0.32 (p < 0.001) entre APAIS y RD.
Navarro y Munuera obtuvieron una correlación de rho = 0.297 (p < 0.001) entre puntajes APAIS y dolor postoperatorio en cirugía de la uña. Drahota26, mediante un estudio sobre la eficacia de estrategias audiovisuales para disminuir la ansiedad en cirugía de la uña, con una n = 152 y un rango de edad de 19-83 años, también demostró una influencia estadísticamente significativa de la ansiedad con el dolor.
Michael Yang y cols.21 concluyeron que el dolor preoperatorio era una variable predictiva de dolor en la cirugía y Alhelay y cols.17 ya sospecharon que el dolor antes de la infiltración podría influir en el dolor a la anestesia, pero no lo controlaron en su estudio sobre comparación de diferentes anestésicos en el bloqueo digital de la mano, por lo que lo incluyeron en sus limitaciones.
En el presente estudio existe una correlación positiva, aunque no significativa entre “dolor pre” con DT, DP y una correlación de rho = 0.241 (p = 0.021) entre “dolor pre” y RD; los participantes que sufrían dolor severo antes de la anestesia reportaron 1.8 puntos más de dolor que los que reportaron dolor leve antes de la anestesia con un IC 95 % de 1.7 a 3.5.
Rasooli y cols.7 analizaron la eficacia de la aplicación de una bolsa de hielo para la reducción del dolor durante el bloqueo del nervio digital a pacientes con lesión traumática del dedo, y obtuvieron una media de dolor de 9.0 (± 2.2) a la infiltración en el grupo control, muy superior al dolor del grupo experimental 7.0 (± 1.0) y muy superiores a los resultados obtenidos en este estudio. Aunque no está expresado en los resultados, todo parece indicar que estas altas intensidades de dolor son debidas al dolor soportado antes de la anestesia.
En la técnica anestésica digital en anillo, la infiltración en el canal tibial es más dolorosa que la infiltración en el canal peroneal, aunque sin diferencias estadísticamente significativas, en un contraste de hipótesis mediante una t de Student se obtuvo una diferencia de dolor de 0.36 puntos con un IC 95 % de -0.03 a 0.74, y una p = 0.0673, por lo que se podrían considerar diferencias clínicamente relevantes para justificar la realización de estudios controlados con aleatorización del primer canal a infiltrar, de dolor entre canales y con muestras, si es posible superiores. Clement8, en el año 2021, publicó un estudio prospectivo multicéntrico experimental donde comparó el dolor del bloqueo en anillo del dedo de la mano con la punción única subcutánea. En el bloqueo en anillo (grupo control) encontraron diferencias de dolor entre laterales, siendo la 1.ª infiltración más dolorosa que la 2.ª, aunque las diferencias no fueron estadísticamente significativas el estudio se realizó en dedos de la mano y tampoco se especificaba el canal a infiltrar, se podrían relacionar con los resultados del presente estudio, donde el lateral a infiltrar 1.º fue el peroneal, siendo este menos doloroso que el 2.º. No se encontraron más evidencias publicadas para contrastar los resultados obtenidos en el presente estudio, a pesar de que clínicamente siempre se le ha atribuido mayor dolor a un canal que en el otro.
Las diferencias obtenidas entre canales podrían explicarse por la menor presencia de tejido adiposo subcutáneo del canal tibial, lo que dificulta la entrada del fármaco, provocando mayor distensión e incomodidad, característica que se percibe claramente el profesional en el momento de la infiltración. Esta afirmación se puede apoyar con los resultados obtenidos por Price y cols.31, donde concluía el dolor infringido en zonas con alto porcentaje de grasa era menor en obesos; esta regla no se cumplía en zonas de poco tejido adiposo.
El presente estudio presenta algunas limitaciones metodológicas y demuestra que podrían interferir en los resultados, motivo por el cual los resultados deben tomarse con cautela. Consideramos que una de las principales limitaciones es la ausencia de control a anestesias o cirugías previas, no tener un control de posible analgesia ingerida 4 horas antes de la anestesia, que podría condicionar la percepción del dolor. No se controló el estado del ciclo menstrual, variable que podría sesgar los resultados en mujeres en edad fértil22, y no se aleatorizó el primer canal a infiltrar; al ser un estudio observacional se intentó seguir todos los pasos, hábitos y protocolos habituales para no intervenir en los resultados, eligiendo el lateral peroneal siempre el primero a infiltrar.
En conclusión, el presente estudio reporta que el dolor a la anestesia local del hallux es de intensidad moderada. La percepción del dolor es superior en mujeres, participantes con menor edad y con un índice de masa corporal menor. La ansiedad y un aumento de niveles de ansiedad APAIS influyen negativamente en el dolor. Los participantes con estudios básicos y medios tienen más probabilidades de reportar dolor no controlado (moderado o severo). El recuerdo del dolor a la anestesia es inferior al reportado en el momento de infiltrar, excepto en pacientes con ansiedad, que es superior.
DECLARACIÓN ÉTICA
Siguiendo los requisitos de la declaración de Helsinki para estudios en humanos, todos los participantes fueron informados y firmaron un consentimiento informado. Este proyecto fue aprobado por el comité de ética de la Unió Catalana d’Hospitals con el núm. CEIC 18/54.
CONFLICTO DE INTERESES
Los autores confirman no tener ningún conflicto de intereses.
FINANCIACIÓN
Ninguna.
BIBLIOGRAFÍA